22 ene 2012

N.N.

La propuesta se enmarca dentro del contexto del retrato, ya bien delimitado y establecido, transformándolo en un punto de partida desde donde se pretende potenciar la expresividad del retrato mismo y de los personajes (o en muchos casos la inexpresividad de ellos). Por medio del retrato en la fotografía (imágenes recolectadas de revistas y posters) y de la pintura sobre estos se busca dar lugar a un nuevo estado visual: a la manera de la mascara, generar ficción sobre y libre de las ataduras de la iconografía aprendida.
La técnica conocida como fotopictórica, que consiste en la superposición de pintura sobre fotografía, realizada esta vez de manera espontánea y rápida, genera un collage de texturas, de colores, y la serie de mascaras resultantes, que dejan partes de la fotografía sin manipulación, provocan que los personajes pierdan su identidad y sean re empleados por lo grotesco. El hecho de que todos posean esta especie de mascara o que conserven sus ojos, hace que no haya muchas distinciones entre ellos, al mismo tiempo que ofrecen una visión grotesca: sus mascaras parecen payasos o monstruos, reemplazando de alguna manera los rostros de las revistas de publicidad y de la cultura popular por mascaras de carnaval.
Los personajes elegidos para ser retocados de esta manera provienen de la cultura popular y del mundo de la publicidad, y el resultado de la intervención de los mismos de alguna manera acaba reflexionando sobre el concepto de belleza existente en las revistas, oponiéndose evidentemente. Además de la mascara también el echo de que cada personaje tendrá un nombre totalmente distinto al personaje de la fotografía (y que será también el titulo de la obra) juega con la ocultación de identidad de los personajes.
El concepto de expresionismo utilizado en esta propuesta tiene que ver con aquella opción estética que pone especial énfasis en mostrarnos una visión que transgreda la cultura visual, en este caso la de las revistas y de la publicidad manipulando sus modelos.